Los colores naturales (madera, habano, maíz) recuerdan a la tierra, nos estabilizan, nos hacen sentir firmes y consolidados. Sin embargo, cuando se presentan en exceso y sin otros toques de color, pueden resultar aburridos y apáticos.

Se recomiendan: para la sala de estar y en el dormitorio, ya que conducen a la pasividad y al descanso. También son bien recibidos en lugares donde habitan personas con problemas físicos (por ejemplo, adultos mayores) o personas hiperactivas, ya que transmiten una sensación de apoyo firme y de quietud.

No se recomiendan: en lugares destinados a generar nuevas ideas o emplear la imaginación, ya que su sensación de tranquilidad puede disminuir el trabajo creativo.